Con esta serie de preguntas y respuestas, os cuento las premisas de las que parte mi libro El teatro musical de Stephen Sondheim. Situaré a Sondheim y su trabajo, identificaré números y títulos.
Stephen Sondheim

¿Por qué un libro sobre Sondheim?
Stephen Sondheim es el gran referente del teatro musical desde la segunda mitad del siglo XX, quizá el único dramaturgo musical de Broadway sobre el que hay un consenso crítico, profundamente respetado por la profesión y la crítica, así como por todo tipo de público. Su trabajo mantiene centralidad y relevancia, y las producciones de sus musicales no han hecho más que incrementarse desde su fallecimiento en 2021. Es una constante inspiración no sólo para el público, sino también para creadores: imitado, producido y reinterpretado, el teatro de Stephen Sondheim está hoy más presente en los escenarios que nunca. Su reputación en el mundo hispano es también creciente, pero frente a la notable cantidad de trabajos en inglés, en castellano sólo existen breves ensayos, reseñas y trabajos de fans entregados y aficionados. Me parecía interesante dar forma a un trabajo sistemático que incluyese un recorrido completo su carrera, trazando su evolución en tantos de sus trabajos como fuera posible.

¿A qué te refieres cuando hablas de “musical de Broadway”?
El musical de Broadway es una de las formas del teatro musical popular. Con raíces en la opereta y la revista europeas, adquiere rasgos específicos en la tercera década del siglo XX, y queda plasmado en espectáculos producidos en Nueva York, ciudad de creciente influencia cultural en aquellos años. Los materiales de este género son europeos, y los compositores que le dan forma tienen sus raíces al otro lado del Atlántico. A esto se añaden fomas autóctonas como el jazz o el ragtime. Pero también en lo teatral la cultura estadounidense funciona como crisol de tradiciones. Los primeros compositores que introducen un nuevo sonido en la música popular de Estados Unidos son Irving Berlin y Jerome Kern. Para los años veinte se consolida la primera generación de músicos que incluye nombres tan conocidos como George Gershwin, Cole Porter, Richard Rodgers, Duke Ellington o Harold Arlen, pilares de la música popular que se escuchaba en aquellos años. Convertir este sonido en algo teatralmente efectivo fue el trabajo de Oscar Hammerstein II. El inicio de la nueva tradición, en la que el libreto será fundamental, se produce con el musical Show Boat en 1927, con letras y libreto suyo y música de Kern. A partir de los años 40, el género se desarrolla y alcanza su punto álgido introduciendo nuevas formas, asimilando nuevas músicas, explorando puesta en escena y coreografía, con contribuciones como las de Kurt Weill, Leonard Bernstein, Jerome Robbins, Bob Fosse y Hal Prince.

¿Puedes decirnos algo sobre la trayectoria de Sondheim?
En un giro que hoy parece casi ficción, Hammerstein fue mentor de Sondheim. Cuando Sondheim tenía diez años sus padres se divorciaron. Fue a vivir a una casa de campo en Pensilvania, cercana a la que tenía Hammerstein. El niño de once años queda fascinado por el maduro hombre de teatro, cuya reputación estaba ya consolidada. Pronto Hammerstein empezaría a trabajar en Oklahoma!, uno de los shows más influyentes en la historia de Broadway. El niño de fértil imaginación, convirtió a Hammerstein en una suerte de padre adoptivo, aunque como suele suceder en su trabajo superó y (en términos artísticos) “mató” al padre. Aunque desde sus inicios está entre la aristocracia del teatro musical neoyorquino ( referencias a Bernstein, Jerome Robbins, Hal Prince, Arthur Laurents y Jule Styne aparecen de manera recurrente en el libro) le fue difícil alcanzar el reconocimiento crítico. Éste no le llega hasta 1970, con el estreno de Company. El reconocimiento del público se demoraría algo más. A partir de entonces su teatro cosecha éxitos (A Little Night Music, Sweeney Todd, Into the Woods) con algún fracaso de público (Follies, Pacific Overtures, Merrily We Roll Along), aunque hoy en día todos sus trabajos están bien establecidos en el canon, con numerosas reposiciones.

¿Qué hace su aproximación distinta a la de otros en el teatro musical?
En un género que se caracteriza por su impulso comercial, Sondheim nunca pierde de vista las ideas y una visión muy precisa del proyecto en el que trabaja. Son ideas que discute hasta la saciedad con los colaboradores que elige. En lugar de simplemente componer una partitura, trabaja a partir de libretos y propuestas escénicas concretas. Se trata de conseguir la música más específica a cada momento dramático, y en muchos casos se inspira en la puesta en escena (“Send In the Clowns” es un ejemplo de esto). Sondheim confía en sus colaboradores, los necesita, es incapaz de componer sin su trabajo. También hay que destacar su imaginación para buscar nuevas maneras de expresión. Esto no sólo implica que utiliza diversos sonidos, también explora diversas relaciones entre forma y contenido: Assassins, sobre magnicidas, es una revista, mientras que su obra maestra Passion está cercana a los modos de la ópera del siglo XX.

¿Dónde puede verse su trabajo?
Su trabajo se repone con frecuencia en los escenarios de Nueva York y Londres. En 2023 llegó a haber tres exitosas producciones de musicales de Sondheim en Broadway. Los teatros de Europa, especialmente Francia, España, Alemania y Austria, también ponen en escena producciones de sus obras. Se está descubriendo el potencial que tienen para ser adaptados: Sondheim siempre favoreció que su obra tuviese una diversidad de aproximaciones, de interpretaciones, y directores de generaciones recientes están encontrando aspectos en sus shows que no eran obvios en su estreno. Es trabajo que incluso lejos de sus orígenes en Estados Unidos tiene una gran capacidad de hablar sobre nosotros, sobre la cultura, sobre la Historia, resultando al mismo tiempo emocionalmente cautivador.

¿Por qué crees que su trabajo se repone con tanta frecuencia? ¿Qué atrae tanto a los profesionales del teatro?
Se trata siempre de obras sólidas, muy bien trabadas, llenas de ideas, pero que, a la vez, permiten siempre nuevas interpretaciones. Hay en ellas mucho que saborear. Se ha aducido a menudo una comparación entre Sondheim y Shakespeare y creo que, al menos en este sentido, la comparación es posible. Cada momento de un musical de Sondheim está muy pensado para girar en torno a una noción central. Pero, al mismo tiempo, un director puede encontrar diversas interpretaciones. Dos puestas en escena de Sondheim pueden ser totalmente distintas pero ambas funcionan. Esta variedad es algo que he intentado reflejar en el libro. Se puede hacer un Sweeney Todd basado en lo social o una versión más psicológica o una versión más caricaturesca. Y el texto admite las tres. Into the Woods puede ser una obra sobre padres e hijos, un simple cuento moral o una verdadera metáfora sociopolítica. Company puede hablar de Nueva York o no, puede dar una visión optimista del matrimonio o pesimista o puede ir de un individuo. Y todo, si se hace con talento, funcionará. Claro que elegir una lectura implica un desafío, pero precisamente esto es lo que atraerá a un buen director o un intérprete.

¿Cuáles son sus obras más influyentes?
Si nos centramos en los musicales para los que escribió letra y música, Company sin duda abrió nuevos caminos, adoptando un formato de revista que giraba en torno a un hombre soltero y la posibilidad de vivir en pareja. Sorprendentemente es un tema que parece más relevante hoy de lo que lo fue en 1970 y la directora Marianne Elliott puso en escena una producción protagonizada por una mujer. Antonio Banderas hizo también su propia lectura de la obra en la estupenda producción que estrenó en Málaga. Dos de sus shows tienen un gran tirón popular y se reponen constantemente. Sweeney Todd, su melodrama victoriano, se ha visto en España varias veces en la espléndida producción de Mario Gas. Y Into the Woods tiene muchas lecciones que impartir sobre la sociedad actual y pronto se convirtió en el musical más representado en colegios e institutos de Estados Unidos. En términos de profundidad e innovación, su musical de 1984 Sunday In the Park With George se considera actualmente su obra maestra. El primer acto sigue al artista George Seurat durante el proceso de creación de su lienzo “Dimanche a la Grand Jatte”, mientras que el segundo habla del impacto que esa obra de arte, o el arte en general, tiene sobre generaciones futuras. Además de éste, mis preferidos son Follies y Pacific Overtures. El primero porque, como explico en el libro, utiliza el show business como metáfora de la vida. El segundo por su rabiosa originalidad: se trata de hacer una revista sobre un tema tan improbable como el shock cultural en el Japón del siglo XIX.

¿Algún tema que debamos escuchar?
El tema más famoso de Sondheim es “Send In the Clowns”, de A Little Night Music, que hicieron famoso Judy Collins y Frank Sinatra. Pero animo al lector a que encuentre otras versiones que incidan en su significado dramático. Como explico en el libro, no es una canción sentimental, es una canción de desengaño. Por supuesto a lo largo de casi una veintena de obras, hay una mina que invito al lector a explorar. En el libro, me detengo en ejemplos concretos que pueden escucharse en múltiples plataformas. Otros temas ya legendarios, interpretados una y otra vez en salas de concierto y de cabaret, son: “Losing My Mind”, “Being Alive”, “I’m Still Here”, “Not A Day Goes By”, “No One Is Alone” o “Johanna”. Pero quizá hay que dar el salto y pensar en otros números menos interpretados con gran poder teatral. Sondheim es un maestro de la escena musicalizada, una tradición que se remonta a Monteverdi, practicada por Mozart y Rossini, y que en la obra de Sondheim tiene maravillas como “A Weekend in the Country” o “Someone In a Tree”, una verdadera lección de Historia a cuatro voces de Pacific Overtures.
