Un teatro de números: Duetos (II)

Sondheim!

<p>Un teatro de números: Duetos (II)</p>

Y seguimos con los duetos que he seleccionado para hablar del trabajo de Sondheim en la segunda parte de mi libro El teatro musical de Stephen Sondheim. Los ejemplos de hoy son... raros. O quizá mejor llamarlos originales. Algunos no podrían considerarse ni siquiera "duetos". Para mí, estos ejemplos ilustran una de las máximas del compositor:  busca siempre nuevas maneras de hacer las cosas, nunca hagas el mismo show. 

El dueto tiene, por supuesto, una larga tradición en el teatro musical clásico. Es casi lógico. Dos personajes convergen o divergen uniendo voces o enfrentándolas. Y sin embargo las relaciones "a dos" pueden ser complejas. A veces nos proyectamos en el otro. A veces hablamos con una sola voz para enfrentarnos al otro. Otras veces dialogamos con alguien que no está ahí, que imaginamos, que inventamos. Y otras veces esa convergencia de voces puede mostrar corrientes algo siniestras. Los ejemplos que siguen ilustran todo esto. Ninguno es, exactamente, un dueto de amor. Dos son duetos con fantasmas. Y en dos de ellos planea la idea de la muerte. Sólo el primero de los que presento hoy nos ofrece a dos personajes que comparten plenamente espacio y tiempo.  Y para mí todas estas cosas sugieren que hay una mente pensante resistiendo las convenciones de las formas tradicionales, inventando nuevos modos de relación a través de la música. 

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Cuanto más lo piensa uno, más escalofriante resulta. Estos dos hombres están separados por clase social y por las circunstancias de la vida. Y uno quiere matar a otro. Pero antes de hacerlo estalla en un himno a las mujeres que descubre que entre ellos, entre el padre y el violador, hay una fascinación común por las mujeres bellas. Es esta fascinación, cantada de manera lírica, lo que constituye el cáncer en el interior de Sweeney Todd: lo que los hombres ven en las mujeres puede ser causa de lo peor. 

No podía poner otra versión que la original del 79, grabada en video en el 82. En lugar de Len Cariou, tenemos a George Hearn. Y a Edmund Lyndeck. 

"Pretty Women", de Sweeney Todd, video de la grabación original de 1982 de la producción de Hal Prince, con George Hearn y Edmund Lyndeck

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¿Es éste el dueto musicalmente más interesante de Sondheim? Creo que sí. También lo es en términos dramáticos. En el libro explico algo que Sondheim apunta: el dueto es la culminación de temas y retazos inacabados que llevan preparándose desde el principio de la obra, cerrándolos. Y dramáticamente, tenemos a un artista que recibe inspiración de la musa de otro artista que vivió cien años antes. Y el mensaje es que uno ha de seguir adelante. 

El número siempre es emocionante en escena. La versión que os ofrezco es la de la filmación de la producción original, con Mandy Patinkin y Bernadetter Peters. 

Bernadette Peters y Mandy Patinkin interpretan "Move On", de Sunday In the Park With George
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Otro dueto con un fantasma. En cierto modo, una variación de Move On. El panadero está al borde de la desesperación, su mujer ha muerto, el mundo está en ruinas, y quiere dejarlo todo atrás, como hizo su padre. Pero su padre regresa del limbo, tras haber muerto al final del primer acto, para cuestionar su decisión. Os cuento que la parte final en la que, tras sopesar el atractivo de escapar del mundo, decide luchar contra los peligros que acechan a todos y volver a la comunidad, siempre me pone la carne de gallina. 

Por tercera vez, contamos con una versión muy cercana a la que se vio en Broadway en el 87, en un video de la producción dirigida por James Lapine. Y esto nos da ciertas garantías. Aunque no es la mejor cantada de las disponibles, es, sin duda, la mejor interpretada. 

Chip Zien y Tom Alderdge interpretan "No More", de Into the Woods, en la filmación de la producción original. 
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Vale, igual aquí he ido demasiado lejos y me pasaré la vida preguntándome si hice bien catalogando "How I Saved Roosevelt" como dueto. Es interpretado por cinco testigos presenciales del intento de asesinato de F D Roosevelt en Florida y por el magnicida Giuseppe Zangara, condenado a muerte y esperando la descarga fatal en la silla eléctrica. Son seis personas. Pero la esencia del dueto no está, para mí, en el número de personas, sino en una dinámica a dos. Y aquí hay dos polos. Que uno de los polos se componga de cinco personas nos habla de una interesante tensión entre el nosotros y el intruso, el "él", que se desarrolla en la música. Una vez más, el ingenio de Sondheim escapa la categorización fácil. 

La versión de mejor calidad, y quizá la más interesante, de este número, está en sueco y es de una producción dirigida por Staffan Aspegren. He optado por esta versión del Waterford Theatre, que me gusta mucho, aunque me falta la silla eléctrica, la verdad.

"How I Saved Roosevelt" en la versión de Waterford Theatre. 

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Y una joya de esa obra maestra tardía que es Passion. Me preguntaba por qué hay tan pocos números de Passion en esta selección. Y creo que es porque en este musical Sondheim se sitúa tan lejos de las tradiciones que realmente los verdaderos duetos (entre Clara y Giorgio, por ejemplo) son lo menos interesante. "Happiness" es preciosa, pero no quería que "Happiness" fuera la representación de Passion aquí. Y aunque se oyen dos voces, en realidad casi todo el número está interpretado por Fosca. Es casi un monólogo. Pero, ay, esto es Sondheim: el monólogo lo pone en boca de Giorgio, o sea que "I Wish I Could Forget You", la carta que Fosca quiere que Giorgio le escriba, es a la vez monólogo y dueto: hay un desdoblamiento entre emisor y receptor que, creo, no se le había ocurrido a nadie antes.

Y la versión, inevitablemente, la de la producción de James Lapine, interpretada por Jere Shea y la gran Donna Murphy. 

Donna Murphy, como Fosca, dicta una carta a Jere Shea, como Giorgio: "I Wish I Could Forget You", de Passion

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